martes, 29 de septiembre de 2009

Esperanza,tierra de inmigrantes, de mis abuelos, de mi padre, de José Pedroni por adopción....

Es mi primer entrada a mi propio blog....Qué susto señores y señoras!!!...........Tengo que aprender a jugar en él y con él.......
Les cuento la verdad verdadera.......Mi amiga María me dio la idea y decidí hacerle caso y....y aquí voy!!!!......No empecé con el pie derecho, pero sí con los dedos de la mano derecha, sólo pa que me de suerte....
Les cuento más de la verdad verdadera........Yo nací en Gálvez, Pcia. de Sta. Fe, tierra de José Pedroni, pero la familia de mi papá -que no ha hecho el curso de arpa todavía, está vivito y coleando el gringo-, es familia fundadora de la ciudad de Esperanza, donde justamente Pedroni creó el primer teatro de títeres; donde también escribió poemas hermosos contando los avatares cotidianos y los esfuerzos de los inmigrantes por sostener a sus familias, por criar hijos con amor y humildad.....Cuánta dedicación hubo en desarrollar oficios!!!.....
Les regalo y me regalo un fragmento extraído del libro "Monsieur Jaquin", de José Pedroni..........lo disfrutamos juntos?.............
Me encantaría saber que alguien lo leyó y que me cuente si le gustó............Sí, ahora no le cuento a muchos, sólo a vos...........

La yegua de Wendel Gietz (fragmento)

Wendel Gietz labrador compró una yegua doradilla.

Antes de comprarla consultó con su mujer,

como se hace en toda buena familia,

y su mujer, que tenía en las manos dos largas agujas

y en el regazo una cestilla,

le dijo: "Cómprala.

La llamaremos Maravilla".

No sé por qué elegiría este nombre la mujer de Gietz,

tan suave y sencilla.

Verdad que la yegua era hermosa.

Tenía el color de la miel que brilla;

la cabeza eminente;

los ojos tocados por una lucecilla.

También es verdad que en aquel momento

habían cesado dolor y rencilla.

Los hombres, a punto de partir,

iban y venían con guadaña y horquilla,

y las mujeres se cambiaban dulces palabras,

como amor, esperanza, paloma, semilla...

Ella le dijo: "Cómprala.

Me llevarás en la silla".

Y Wendel Gietz trocó por un caballo

su pequeño reloj de campanilla.

Con su yegua de oro,

luego de besar a su mujer en la mejilla,

Wendel Gietz fue en busca de su árbol,

en la boca una cancioncilla.

Con su yegua de oro llegó a un río con ángel.

Lo vadeó, como mandaba la cartilla,

y levantando pájaros desembocó en un abra

que era de verbena y manzanilla.

Con su yegua de oro tomó posesión de la tierra;

reconoció monte y orilla;

rondó el naciente trigo; patrulló el horizonte;

pisoteó la mies cuando la trilla.

José Pedroni (Del libro "Monsieur Jaquín")