La yegua de Wendel Gietz (fragmento)
Wendel Gietz labrador compró una yegua doradilla.
Antes de comprarla consultó con su mujer,
como se hace en toda buena familia,
y su mujer, que tenía en las manos dos largas agujas
y en el regazo una cestilla,
le dijo: "Cómprala.
La llamaremos Maravilla".
No sé por qué elegiría este nombre la mujer de Gietz,
tan suave y sencilla.
Verdad que la yegua era hermosa.
Tenía el color de la miel que brilla;
la cabeza eminente;
los ojos tocados por una lucecilla.
También es verdad que en aquel momento
habían cesado dolor y rencilla.
Los hombres, a punto de partir,
iban y venían con guadaña y horquilla,
y las mujeres se cambiaban dulces palabras,
como amor, esperanza, paloma, semilla...
Ella le dijo: "Cómprala.
Me llevarás en la silla".
Y Wendel Gietz trocó por un caballo
su pequeño reloj de campanilla.
Con su yegua de oro,
luego de besar a su mujer en la mejilla,
Wendel Gietz fue en busca de su árbol,
en la boca una cancioncilla.
Con su yegua de oro llegó a un río con ángel.
Lo vadeó, como mandaba la cartilla,
y levantando pájaros desembocó en un abra
que era de verbena y manzanilla.
Con su yegua de oro tomó posesión de la tierra;
reconoció monte y orilla;
rondó el naciente trigo; patrulló el horizonte;
pisoteó la mies cuando la trilla.
José Pedroni (Del libro "Monsieur Jaquín")
Hermoso :)
ResponderEliminarUn abrazo grande!